I. Alimento
“Una propaganda de
1917 decía que el 86 por ciento del Ponche Crema de Eliodoro González P. está
compuesto de leche, huevos y azúcar, `por lo que ningún producto puede
igualarle como alimento´”[1] …
¿Alimento?
¿En serio?
Pues sí. Y se
entiende. En una época - finales del s. XIX, principios del s. XX -, en la que
“los productos frescos (carnes, pescados, verduras, frutas,
leche, huevos) procedían en muchas ocasiones del autoconsumo o de la producción
local… la fruta y la verdura, tenían una fuerte influencia estacional y su
disponibilidad era de temporada. Las carnes y los pescados eran sustancialmente
caras, por lo que en muchas familias no se podían consumir o se reservaban para
ocasiones concretas"[2]; no se
podía sino reconocer las propiedades nutritivas del ponche crema, por su
contenido de leche y azúcar.
Justamente
por su contenido nutricional era la única bebida alcohólica que se permitía
beber a los niños y estaba indicada contra el catarro, para lo cual se le daba
caliente.
Eran
los mismos tiempos en la que otra bebida, muy distinta al ponche crema, comenzaba
a abrirse paso también y bajo un concepto igualmente diferente al que
actualmente tiene. Nos referimos a la Coca-Cola. En aquella época, inicios del
s.XX, nació como un tónico de fórmula secreta creado por un farmacéutico, John
Pemberton, que comenzó vendiéndola como “elixir de la felicidad”. Hoy es,
simplemente, un refresco. Omnipresente, eso sí.
No deja de ser curioso ese aspecto de fórmula, muy característico de muchas bebidas – elíxires - de entonces que, además y, por supuesto, eran secretas. El creador del ponche crema, Eliodoro González P. (perfumista y químico, también) legó a su familia, la fórmula secreta de un producto que terminó anclándose en las tradiciones decembrinas venezolanas y que continuó siendo alimento que nutre el sentido de nuestra Navidad.
II.
Espirituoso
Lo que eleva el cuerpo del ponche crema – leche, azúcar y huevos – es su
espíritu: con apenas un diez por ciento de participación en el ponche, el cognac
es el aroma y gusto que asciende hasta nuestras fosas nasales internas. Es el
responsable de ese instante pasajero y perdurable, a la vez, que nos regala
alegría, calor y picardía a nuestro cuerpo y alma, al de nuestros amigos, al de
nuestra familia.
O el brandy.
O el ron.
O el Amargo de Angostura.
El licor lo decide la preferencia de la receta escogida para su
elaboración. Y su aporte, en términos de grado alcohólico, es notable: hasta un
14%.
III.
Espíritu
De la
Navidad, por supuesto.
Hace
maridaje perfecto con la reina del plato y mesa de la Navidad venezolana, la
hallaca.
Es la
copa que alzamos en brindis nuestro por nosotros y por todos aquellos a quienes
queremos recordamos celebramos y queremos, en presencia y ausencia de ellos o
nuestra; desde lejos o de cerca;
que
alza nuestro espíritu y nos recuerda quienes somos aquí y allá:
Venezolanos
siempre, hermanos por siempre. Familia siempre.
Desde
Aguademaíz, decimos junto a ustedes, Ponche Crema en alto: ¡Salud, familia!
Ponche Crema, receta casera.
Ingredientes: 6 huevos, 1 taza de leche evaporada, 1 taza de leche condensada, ½ litro de leche entera, ½ kilo de azúcar blanco, 1 cucharadita de bicarbonato de sodio, ½ litro de ron blanco o cognac y 1 cucharadita de esencia de vainilla.
Utensilios: 1
olla profunda de acero inoxidable, 1 batidor de alambre, 2 botellas de vidrio
esterilizadas de 750 CC c/u.
Procedimiento:
1. En la
olla y con la ayuda del batidor, mezclar los huevos con la leche evaporada, la
leche condensada, la leche entera, el azúcar y el bicarbonato de sodio.
2. Llevar
la olla, con la mezcla, a la hornilla y cocinar a fuego mediano durante 20 minutos,
batiendo firme y constantemente con el batidor de alambre hasta que comience a
hervir.
3. Cuando
comience a hervir, bajar el fuego a mínimo y agregar el ron o cognac y la
vainilla. Continuar batiendo durante 3 minutos más, apagar el fuego y dejar
enfriar en la misma olla.
4. Una
vez frío el ponche, trasegarlo a las botellas, taparlas bien y agitarlo con
fuerza para completar la homogeneización. Reservar en un lugar seco y donde no
pegue la luz. Dejarlo mínimo 3 días en reposo, teniendo el cuidado de agitarlo
fuertemente todos los días. Del mismo modo se agita antes de consumirlo.
5. ¡Buen
Provecho!
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