Sobre el origen del café y las antiguas leyendas


El Café
Y la leyenda del príncipe desterrado




Seguimos con las leyendas acerca del origen del café. En esta ocasión hablaremos acerca del príncipe Omar, hijo de Abul Assan Sehahdeli.  En ninguna de las enciclopedias, diccionarios de personajes de historia y de la literatura que tengo a mi alcance, ni en Wiki pedía, ni en los diccionarios disponibles en internet a través del navegador  Google y de Internet Explorer, hallé referencia o información acerca de estos dos personajes antes mencionados.

Sin embargo la leyenda es muy bonita y alimenta la imaginación,  como aquellas películas que vi cuando era niño: camellos, desiertos, lámparas mágicas, sultanes, y lugares exóticos y desconocidos.

Trascribo aquí un texto con esta leyenda citada del libro LA MAGIA DEL CAFÉ, de Jaime Henao Jaramillo, 1992;  libro escrito para conmemorar los 50 años de Café Fama de América.

 “Otra taumatúrgica leyenda sobre el origen de la deleitosa infusión se atribuye a Abu-bex, sabio de La Meca, autor del poema titulado El triunfo del café. En estilo sonoro, refiere que Omar, el hijo de Abul Assan Sehahdeli, a quien, con alguna duda, se atribuye la fundación de Moka, o Mocca, fue castigado por su padre a sufrir pena de destierro, por falta de orden moral.
Como para cumplir el destierro le fue señalada al aldea de Ousab, circundada por tierra muy estéril, en un principio sufrió grandes penalidades por carencia de alimento, pero logró sostener sus energía a base del diario consumo de la bebida preparada con los bermejos frutos de un arbusto, que más tarde se comprobó no ser otro que un cafeto.
Mientras Omar cumplía su destierro fue visitado por un monje a quien, a causa de una grave dolencia, su comunidad le había impuesto vivir aislado en el desierto vecino de Ousab. Con generosa hospitalidad, Omar lo acogió en su humilde refugio y, como único alimento, le brindó la mágica bebida que le había mantenido en tan favorables pero extrañas condiciones de salud.
A escasos días de llegado al lugar, el desdichado monje se vio libre de todas sus dolencias físicas. Agradecido a su providencial y ocasional compañero de infortunio, decidió presentarse en su convento para referir el milagro de su curación. Al regresar a su sede, relató a sus sorprendidos hermanos de religión los maravillosos efectos de la infusión que Omar le brindara, patentes en el nuevo estado de completa salud y en el extraño gozo que experimentaba cuando consumía la sin igual bebida.
Como demostración de reconocimiento para su hospitalario compañero de asilo, los derviches iniciaron los preparativos para rescatar al confinado Omar, más con la intención de conocer y probar la desconocida bebida, de tan sorprendentes consecuencias, que de alcanzar el perdón que implorarían de su padre.
Para exaltar el estupendo descubrimiento, los derviches condujeron a Omar a La Meca, en donde en apoteósicas demostraciones de reconocimiento, le prometieron que en su honor le construirían una mezquita, en un florido y umbroso valle vecino a los predios del monasterio. El prior calificó al café como “ dádiva divina” y presente celestial que ayudaría a los monjes a soportar su vida de privaciones y ascetismo y los confortaría cuando, en horas nocturnas, debieran levantarse a cantar sus maitines y vísperas.”


LA MAGIA DEL CAFÉ, de Jaime Henao Jaramillo, 1992. Pp. 11 y 12)





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