Mango (mangífera indica lennis)




El Mango

Cuando niño, siempre llamó mi atención la abundancia de mango en Ciudad Guayana. En el patio de mi casa había 4 matas y lo mismo era en los patios vecinos. En casa de la señora Eugenia había 8 matas; era increíble como “mageña” (así le decíamos amorosamente), molesta, echaba de su patio a aquella muchachera que acudía a tumbar los mangos de hilacha y los mangos de “bocao”, los mejores de nuestra calle.  Había matas de mango en todas las casas y calles de Bella Vista y en la plaza de la Iglesia, en las escuelas, en los parques, en las avenidas y ni hablar en las fincas, fundos y haciendas que de niño solíamos visitar en paseos domingueros o de fines de semana.

Recuerdo que durante Abril y  Mayo  Guayana era un suelo regado por mangos. Época para  comer ensalada de mango verde con sal y pimienta, cocinar mango al curry y acompañarlo con arroz blanco, sancocharlo y hacer el carato de mango y con la misma pulpa sancochada preparar la jalea, la mermelada y una preparación divina llamada “espuma de mango verde”. Mucho tiempo antes de que el afamado y reconocido chef Ferra Adrià deconstruyera los alimentos y los presentara en espuma, los nativos de Guayana transformábamos la pulpa del mango verde en una sublime espuma con la que coronábamos todas nuestras maneras de saborear y aprovechar esta prolifera fruta.

Hoy en Caracas, a más de 900 kilómetros de distancia de la tierra que me forjó, descubro en mis lecturas que Guayana es la tierra que dio el mango al resto de nuestro país. Si señor, para orgullo de todos los guayaneses, lean esto y no lo olviden mis coterráneos, en Angostura, hoy Ciudad Bolívar, en toda esa tierra que riega el Orinoco y el Caroní: San Félix, Los Castillos de Guayana, La Sierra del Imataca, Upata, El Manteco, Tumeremo, Guasipati, El Callao, El Pao,  allí en esa basta y primitiva tierra se sembró por primera vez la semilla de esta exquisita y suculenta fruta. Los registros históricos confirman que fue en el año 1.789, nuestro libertador Simón Bolívar tenía 6 años de edad.

Pero será mejor que los deje con una interesante lectura, extraída de un libro titulado Nuestra cultura gastronómica: origen, influencias y mestizajes, publicado por la Fundación Venezuela Positiva. La investigación pertenece al reconocido historiador y periodista, nacido en Tumeremo el Dr. Carlos Alarico Gómez. Espero la disfruten:



Fermín de Sancinenea

En efecto, la sabrosísima fruta, que tanto disfrutamos cuando niños sin preocuparnos por saber su procedencia, entró en nuestro territorio de la mano del navegante Fermín de Sancinenea en el ya lejano año de 1789, suceso que le informó con detalles al ministro Antonio Valdés en carta que le envió el 29 de abril de ese año, en la que le decía que logró sembrar en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), con permiso del gobernador de la provincia, "... las plantas y semillas de que Vuestra Excelencia quedará impuesto por el adjunto documento que acompaño...". Y en el referido anexo, Sancinenea especificaba que había sembrado canela, nuez moscada, el clavo, la pimienta de Castilla y el mango, precisando que esta última se produce en la isla de Ceilán (Sehilán en el original), en la India, de donde fueron conducidas al Nuevo Mundo.

En el documento se explica el modo cómo Sancinenea le repartió la semilla a varios hacendados y vecinos de Guayana, entre quienes se hallaba su amigo Félix Farreras, a quien le informó cuál era la mejor fecha y el método más adecuado para sembrarla, lo que debía seguirse al pie de la letra si se quería obtener frutos jugosos y hermosos. La técnica le había sido confiada por los hindúes de Cayena a los que compró las semillas. En esa época, los nacionales de ese país emigraban en gran cantidad a la isla de Trinidad y a la región guayanesa que ocupaban los franceses y holandeses. Faltaba todavía algún tiempo para que Francia le cediera parte de su colonia a Inglaterra (1815) y se constituyera la Guayana Británica.

Sancinenea tuvo suerte en lograr que su mensaje fuese captado a plenitud, lo que permitió la rápida reproducción de la planta, que se adaptó estupendamente a la geografía de la Guayana venezolana y, más tarde, a la del resto del país, tal como pudo comprobar Alejandro de Humboldt en 1800 durante su visita a la ciudad de Angostura (Viaje a las Regiones Equinocciales, IV, p. 396), ocasión en que fue atendido por Farreras, quien había llegado a alcanzar una posición de gran importancia en esa región. Su relevancia era tal, que fue uno de los que extendió certificado de reconocimiento al gobernador Manuel de Centurión Guerrero en 1771, dando fe sobre sus realizaciones en materia de poblamiento y administración, documento en el que también aparecen las firmas del vicario Andrés Callejón y del comandante Nicolás Martínez, entre otras.

Otro dato importante en torno a este hecho es que Sancinenea remitió al conde de Campoalange, consejero de Estado de Carlos IV, los certificados que avalaban la introducción del mango en Guayana, que le fueron proporcionados por el gobernador y por el Cabildo de Angostura. La correspondencia la redactó en una carta fechada en Aranjuez el 27 de mayo de 1795, mientras se encontraba en España, en la que aportaba datos de gran interés que le abrieron las puertas del Palacio Real, siendo atendido personalmente por Campoalange, quien después de constatar la documentación que le fue consignada, procedió a felicitarlo y de inmediato tramitó su designación como Capitán de Puerto en la ciudad de Puerto Cabello, así como su ascenso al grado de Capitán de Navío, cargo que le fue concedido y que desempeñó a cabalidad, como había sido su conducta en todas las posiciones que logró obtener durante su larga e intensa vida.

Años después, cuando se sintió envejecer, solicitó su pase a retiro a don Manuel de Guevara y Vasconcelos, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela, quien accedió a ello y, en consecuencia, le escribió a Carlos IV pidiéndole que le concediera la jubilación requerida en carta fechada el l7 de diciembre de 1803. La solicitud fue aceptada por el monarca, lo que le permitió a Sancinenea regresar a España en el atardecer de su existencia, después de haber tenido una vida plena de hallazgos y realizaciones, entre las que se destaca la introducción del mango en Venezuela.  

Visión retrospectiva: ¿Cómo entró el mango en Venezuela?

Fermín de Sancinenea era un marino nacido en la población de Fuenterrabía, provincia de Guipúzcoa, quien muy joven se embarcó hacia América en un barco de la Compañía Guipuzcoana y, después de varios años de servicio, logró en 1757 que el gobernador de La Española le otorgara el título de Capitán de Mar y Tierra del paquebote Nuestra Señora de la Concepción, con lo que mejoró notablemente su posición, ya que a partir de ese momento tendría bajo su responsabilidad el comando de un buque encargado de transportar pasajeros y correspondencia entre España y los puertos américanos.

Fue justamente esa actividad la que le permitió llevar el mango a la población de Angostura, en Guayana, treinta y dos años más tarde.  La explicación de la manera cómo  logró encontrar e introducir la mencionada fruta en nuestro país se encuentra en la carta-informe que envió al gobernador de la Provincia, la cual fue encontrada por Ojer en 1954 en el Archivo de Simancas, ubicado en Valladolid, España, mientras efectuaba estudios de post-grado en ese país. En el documento, Sancinenea narra las peripecias del viaje que empezó el 19 de enero en Angostura y que continuó por el caño de Imataca, después de un breve descanso en los Castillos de Guayana, cercanos a San Félix.

Su viaje lo prosiguió navegando hacia la isla de Tobago en la que encontró al conde de Dilón, gobernador de Martinica, a quien condujo a esa isla francesa, permaneciendo allí una corta temporada. Luego tomó rumbo a Cayena, capital de la Guayana Francesa, donde adquirió la semilla del mango, además de las otras ya mencionadas, las cuales llevó a Angostura en abril de ese mismo año, tres meses antes de que Bolívar cumpliera su sexto aniversario. Veintiocho años después, el Libertador tendría la oportunidad de saborear la deliciosa fruta al lado de su amada Josefina, en las riberas del inmenso Orinoco.

Sobre la vida de Sancinenea trabajó también Diego Serpa Arcas, quien se topó con la figura del guipuzcoano mientras investigaba la ruta de Humboldt, habiendo llegado a la conclusión de que fue ese hombre de mar el que introdujo el mango en Venezuela y de su labor dejó constancia en un artículo que publicó en El Universal  del 26 de mayo de 1985.

Para Consulta sobre este tema:

http://xabieramezaga.tripod.com/obras-completas-hombres-capitulo5.htm

http://xabieramezaga.tripod.com/obras-completas-hombres-capitulo5.htm

Comentarios